La pandemia de COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2, sigue activa en todo el mundo. La realización de test a gran escala es necesaria para que las naciones puedan contener los casos de infección y las tasas de mortalidad asociadas a la COVID-19, e imprescindible para la relajación de muchas de las medidas de confinamiento impuestas en todo el mundo. En esta crisis sanitaria sin precedentes, cada hora que pasa es fundamental para identificar y prevenir la propagación de este coronavirus humano.
La capacidad de detectar los casos leves y asintomáticos mediante test posibilita el diagnóstico temprano y el rastreo de contactos, ambos factores esenciales para evitar la propagación silenciosa del virus. A fin de responder a esta necesidad, numerosos investigadores de todo el mundo se han embarcado en una carrera para desarrollar métodos con un alto grado de precisión, eficiencia y rentabilidad para la realización de test rápidos que puedan distribuirse en grandes cantidades. A día de hoy, ya se están utilizando numerosos análisis para la detección y confirmación de la infección por SARS-CoV-2; asimismo, se están comercializando con mucha rapidez nuevas plataformas de prueba, todas ellas mejores y más creativas que sus antecesoras. Con el fin de facilitar la comprensión del panorama actual de los test diagnósticos para la detección de la COVID-19, CAS ha elaborado un informe especial que se puede leer aquí.
Situación actual de los test diagnósticos de la COVID-19
Los test diagnósticos de la COVID-19 actualmente disponibles se dividen en dos categorías principales: test que detectan el material genético del virus (ARN) y test que detectan los anticuerpos que el organismo produce en respuesta a la infección vírica. Los test de ARN vírico se han concebido para detectar la presencia de ARN del virus SARS-CoV-2 en muestras obtenidas principalmente de frotis nasales o faríngeos de personas infectadas. Los test de detección de anticuerpos, por su parte, utilizan inmunoensayos para detectar anticuerpos que se pueden utilizar como indicadores de infección actual o previa y, por tanto, en el contexto diagnóstico, son complementarios a los test de ARN vírico. No obstante, la característica más destacable de los test de anticuerpos es que proporcionan información sobre la posible presencia de inmunidad adquirida y, en caso de haberla, sobre su duración e intensidad.
Cada tipo de test, con sus limitaciones propias, desempeña un papel diferente en las estrategias clínicas y de salud pública para el control de la pandemia de COVID-19. La mayoría de los métodos diagnósticos para la detección de ARN vírico exigen equipos costosos, personal altamente cualificado y tiempos de espera más largos para obtener los resultados. Los análisis de detección de anticuerpos varían en términos de sensibilidad y especificidad, y están limitados por el periodo de tiempo que va desde la infección inicial hasta la producción de anticuerpos antivíricos, lo que puede causar que solo parte de las infecciones por SARS-CoV-2 arrojen un resultado positivo en el momento en que se realiza el test.
En los últimos cuatro meses se ha progresado mucho en el desarrollo de test para la COVID-19. Actualmente, ya hay disponibles más de 200 test diagnósticos desarrollados por empresas de innovación de todo el mundo. Esta innovación está impulsando la mejora constante de la exactitud de los test, así como el aumento del rendimiento de estos y la reducción del tiempo para la obtención de resultados, sin olvidar la disponibilidad de una mayor variedad de test en los puntos de atención.
Avances en el campo de los test diagnósticos de detección de ARN vírico
La mayoría de los test diagnósticos de detección de ARN vírico se basan en la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), que se considera el procedimiento de referencia. La RT-PCR es un método sumamente sensible que amplifica cantidades minúsculas de ARN vírico. Las pruebas de RT-PCR del SARS-CoV-2 se realizan generalmente con muestras obtenidas mediante frotis nasal o faríngeo, aunque algunos kits de prueba desarrollados en los últimos tiempos simplifican el proceso y permiten analizar muestras de saliva tomadas por el propio paciente. A pesar de ser un método avanzado, la RT-PCR tiene algunos inconvenientes, como el hecho de que requiere varios cambios de temperatura y un tiempo de procesamiento más largo. Con el fin de acelerar el tiempo de procesamiento asociado a la RT-PCR convencional, los desarrolladores de test han recurrido al uso de estrategias de amplificación alternativas. Una de las más destacadas es la amplificación isotérmica, representada por la amplificación mediada por transcripción (TMA), que permite que la reacción de amplificación en su totalidad se produzca a una temperatura constante y en un solo tubo de reacción. La TMA es una técnica extremadamente eficaz que tiene el potencial de generar miles de millones de copias de ARN en menos de una hora. Asimismo, una tecnología de vanguardia llamada CRISPR (del inglés Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats; repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) se ha adaptado para la detección del ARN vírico del SARS-CoV-2. Esta tecnología también utiliza la amplificación isotérmica y se puede emplear para realizar pruebas rápidas en los puntos de atención sanitaria.
Avances en la detección de anticuerpos antivíricos
La detección de anticuerpos exige el uso de muestras de sangre o plasma para determinar la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2, por lo general inmunoglobulina M (IgM) o inmunoglobulina G (IgG). La IgM es detectable unos días después de la infección y durante un par de semanas, tras las cuales se transforma en IgG. Esto hace que la IgM sea un indicador temprano de infección por SARS-CoV-2 y la IgG un indicador ligeramente más tardío de infección actual o anterior (y de la posible inmunidad posterior a la infección). Estos análisis de detección de anticuerpos generalmente identifican los anticuerpos IgM o IgG dirigidos a proteínas víricas específicas, como la glucoproteína de la espícula y la proteína de la nucleocápside. Se pueden utilizar para vigilar la evolución de la enfermedad en términos de respuesta inmunitaria individual o para observar e identificar patrones de infección pasada y posible inmunidad antivírica. Sin embargo, la mayoría de los test de detección de anticuerpos se encuentran actualmente en fase de desarrollo y, hasta la fecha, su uso ha sido limitado. Los test de anticuerpos incluyen ensayos por inmunoabsorción ligados a enzimas (ELISA), ensayos de flujo lateral, ensayos de neutralización y quimiosensores específicos. Los ensayos ELISA son eficientes, pueden analizar diversas muestras y es posible automatizarlos para aumentar su rendimiento, pero su sensibilidad es variable y no son idóneos para la realización de tests en el punto de atención. A diferencia de los ensayos ELISA, los ensayos de flujo lateral son tests rápidos, económicos y sencillos, de pequeño tamaño, portátiles y adecuados para su uso en el punto de atención, ya que ofrecen el resultado en un máximo de 30 minutos.
Los ensayos de neutralización, por su parte, son el método utilizado normalmente para determinar el nivel de anticuerpos antivíricos presentes en una muestra de paciente que se necesita para inhibir la infección vírica en condiciones de cultivo celular. Aunque este tipo de tests requiere instalaciones de laboratorio de nivel de bioseguridad 3, la capacidad de determinar la intensidad de los anticuerpos que puede inhibir la infección vírica es crucial para el desarrollo tanto de agentes terapéuticos a corto plazo como de vacunas a largo plazo.
Desafíos desconocidos sin precedentes
El rápido avance del diagnóstico de la COVID-19 ha dado lugar a un número cada vez mayor de kits de prueba en fase de desarrollo o ya a disposición del público. Uno de los principales retos asociados al uso de estos kits es la falta de protocolos de evaluación normalizados. Todavía existen grandes obstáculos relacionados con el perfeccionamiento de la sensibilidad y la especificidad, especialmente en el caso de los kits de test de anticuerpos. También falta por determinar si la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 es realmente un indicador válido de inmunidad frente al virus. Por tanto, la realización generalizada de tests es imprescindible para mitigar la pandemia de COVID-19 y contribuir a su control, y puede conducir a avances en ámbitos como la epidemiología vírica y la asistencia sanitaria mundial, entre otros. La investigación sobre el virus SARS-CoV-2, el proceso de infección y la respuesta inmunitaria del organismo humano al virus están impulsando el desarrollo y la creación de tests diagnósticos superiores. Con todo, el mundo sigue necesitando más colaboración e intercambio de conocimientos para afrontar los desafíos desconocidos y sin precedentes que estén por llegar.