Teniendo en cuenta que algunas vacunas tardan casi quince años en aprobarse, la velocidad a la que se han desarrollado las vacunas de la COVID-19 (un año) es asombrosa. Se ha producido un nivel inédito de colaboración entre disciplinas, continentes y compañías, y varias tecnologías emergentes han desempeñado un papel clave. Del ARNm a las nanopartículas lipídicas, pasando por la protección cruzada generada por distintas vacunas, esta "fiebre" de las vacunas ha transformado el panorama futuro.